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La última caja
Creo que cada vez que mi Pollito se tiraba en el suelo del comedor por las tardes a tomar la siesta, yo me sentaba en el sillón viejo a mirar esa caja, la última caja.
Sin desarmar, la tenia relegada aun rincón de la habitación donde cumplía la función de sujetar unas carpetas y dibujos que amontoné contra la pared. Realmente pensé muchas veces en sacar las cosas que habían dentro; entre ellas unos libros, fotos, etiquetas, papeles de regalo y un sinnúmero de tonteras que nunca me deshice de ellas porque representaban algo que me había pasado o algún bonito recuerdo fugaz, de esos que esperas que el envoltorio de chocolate te lo haga recordar todo, 5 años mas tarde, donde lo mas cercano al recuerdo que llegas es a la sensación de felicidad que tuviste en ese momento.
Anoche pollito sintió ese olor a chocolate y no se despegó de la caja hasta que la moví para abrirla, ahí esta todo, recuerdos, regalos, fotos y mis libros favoritos, saqué las cosas y las puse en el velador que sujeta la Tele. Después pasamos el resto de la noche viendo TV dentro de la caja.
Era el último pedacito de mí que faltaba.
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